un día...

Camino por el centro de la ciudad, es atardecer, entre edificios coloniales, carros de todos modelos, la temperatura es agradable, un poco de frió, pero un suéter es suficiente, estoy vestido con un pantalón de mezclilla azul, (ni de chiste usaría un pantalón de otra tela…me siento desnudo cuando lo hago) y un suéter que compre hace como dos años en el bello Patzcuaro, de esos que son tejidos, tradicionales, me encanta, estoy un poco sucio con grasa de auto, pues hoy me he levantado temprano, me prepare un café, salí a la calle, mi VW, está parado desde hace días, aprovecho mi pago para comprar las refacciones, trabajo de dos horas…
Me invitaron a comer, tan casualmente que no tuve tiempo de cambiarme, de todas formas no soy nunca formal…Nada les parece extraño…ni a mi me incomoda…
Bla bla bla bla –mientras me chuto un programa de modas de Cosmopolita, guaaag, seguramente lo hace a propósito, para oír mis nefastes- besos, gracias nos vemos pronto!…
Sigo caminado por una calle muy singular, trato de hacer tiempo para recoger mi carro del taller, la calle es extraña, un hospital viejo asistido por monjas (carísimo por cierto), el lugar donde murió mi abuelo, lugar extraño, una calle abajo, mujeres en las esquinas, me ofrecen un buen rato…me rió con ellas, (todavía no he llegado a eso, pero no diré que nuca llegaré) sigo mi camino, sexshop (siempre me ha dado curiosidad entrar, pero nunca entro), librerías de usado, me dan ganas de comprar un libro, pero esta lleno, prefiero seguir caminando, la tarde es bella, afino el olfato, gasolina quemada, pavimento, perfumes de todo tipo…
Rostros tristes, rostros alegres, yo sonrió, eso siempre me da resultado, y es que hoy decido no pasar inadvertido…
Sigo paseando compro un helado de fresa con chocolate, sigo caminando…
Doblo a la esquina he llegado con otro buen amigo, toco no contestan, chiflo, responde…
Fraternalmente el choque escandaloso de manos, le llamo por el apodo que le puse, una combinación entre su nombre real con terminación -ovsky -, recordando algunos autores de libros de matemáticas rusos…
Se ofrece a llevarme a la casa, en un safari, que de vez en cuando me digno a ser su chalán de mecánica, y viceversa, cuando eso pasa le llamo El Tuercas, es decir tenemos nuestra personalidad de mecánicos, y nos comportamos como tales,- fiu fiu, hey Tuercas!, ya viste esas defensas…querrá un cambio de aceite?...sin molestar por supuesto que somos gañanes pero discretos…
En fin, llega la hora de despedirnos, adiós Fulanito, la tercer forma como le llamo –para que no se me sienta tan importante, por que eso le hace daño…jajajaja…
Así termina un recorrido casual por la cuidad…
Si el carro no me lo entregarón, hasta mañana, buena noche para hacer pierna en bicicleta…