Tu fiesta de quince años...

Abro por la mañana los ojos, un súbdito sobresalto me recuerda que hoy cumples 15 años.
Perezosamente me estiro, en la cama, recordando lo bien que besas, con ese calorcito que viene del vientre, y va bajando despacio.
Y es que eres mi novia, y siento algo por ti,- tu pelo largo hasta los hombros, y esa fragancia tan tuya, que me exalta, tus hermoso ojos negros, y tu sonrisa tan callada, -creo que solo deseas que te abrase, y te bese bajo las sombras nocturnas del parque.
¡Pues bien! he brincado como resorte la cama, me preparo el desayuno –un par de huevos fritos que solo eso se hacer-, y solo pienso en tu regalo…una tarjeta que no hay para mas…
Comienzo a redactar tus letras, y hasta que han sido de mi completo agrado. Preparo la ropa para tu fiesta; me aseo, y solo pienso en lo que vendrá, por la tarde.
Mientras espero ansiosamente, el momento, -sabes que a la iglesia no me meto-, tu hermano me interrumpe, tocando a la puerta. Y me ha pedido que lo acompañe a casa de su primo.
Así terminamos, bebiendo cerveza, al ritmo de Metallica, el nuevo álbum Black, y sucede que ha llegado Martín, con mota para todos.
Así entre diálogos triviales, y cargados de locura, comienza a obscurecer…
Vamos rumbo a tu fiesta. Una patrulla nos detiene, -mi bolso me delatará, tengo un poco de hierba ahí- nos revisan mientras pienso: me voy a meter en problemas, pero he tenido suerte no la advirtieron…
En la puerta estas tú, me sonríes, y te abrazo muy fuerte, me tomas de la mano y me llevas a bailar.
Los demás invitados me aparatan de tu lado, me he quedado solo en la mesa con tu prima. Ella se acerca a mí y comenzamos a platicar, las palabras se transforman en un cóctel, de provocación.
Su pierna esta muy cerca de las mías bajo la mesa.
Me dirijo a la salida, ella discretamente siguiéndome, (es tan atractiva, y yo tan idiota), que bueno, termino besándola tras un árbol , seguimos caminando, y llegamos a un parque.
Ahí estamos cómodos y solos, si en jugueteos, y a lo lejos escucho la música de tu fiesta…
Regreso a tu lado, ¡sintiéndome basura!.
Cuando me ves noto que sabes que ha pasado, tus ojos llorosos me acusan, y tus amigas me ven como lo peor ¡y tienen razón!. Solo me quedo ahí, todavía estoy arriba.
De pronto surge una pelea, están golpeando a Martín, los de la colonia vecina, por la injusticia he tratado de calmarlos, y han llegado los mayores a poner orden.
Me dice que lo ayude a escapar por la barda, y lo ayudo, decido quedarme.
Ahora estoy frente a la pista, y me han llamado por mi nombre, volteo y solo siento un puño en mi rostro, caigo, y se abalanzan sobre mi, trato de escapar, pero me derrumbo a media pista, siento sus botas sobre mi espalda, curiosamente todo me parece tan irreal, pero ya estoy saboreando mi propia sangre.
Mis salvadores llegan y hacen correr al enemigo, me incorporo y tomo una silla, y la lanzo sobre uno de ellos y le derrumbo, sigo golpeando a ese pobre infeliz, pero se me ha escapado, los demás van atrás de ellos, yo decido quedarme a contabilizar mis daños.
La sangre corre en abundancia por mi nariz y boca, tengo toda la maldita camisa, hecha retazos sangrientos.
Mi cuñado y tu, deciden llevarme a tu casa, afuera las cosas están que arden.
Tengo un sentimiento muy extraño mientras atiendes mis heridas, pero se que es por tu carácter humanitario, mas que tu despecho, no he logrado confundirlo con amor.
Ahora en la calle se escucha gritos, apagamos la luz, vemos que son nuestros enemigos, son muchos y rompen botellas en el piso, se escuchan disparos al aire…
¡ahora si que esta en grande!
Ahí fue la ultima vez que nos vimos bajo las sombras, los dos temblando…

Tiempo después:
Tu hermano:
Se rapo la cabeza, y se hizo marinero.
Tu: supongo que todavía me recuerdas, cada que vez tu foto de quince añera.
Yo: Mis padres terminaron por mudarse, a otra cuidad, agradecido por el milagro, hasta hoy, por que cambie a lugares mas amigables, y deje la vida de pandillas, esta historia no se repitio.
Martín: termino clavando una puñal en mi presencia, una noche de domingo, frente a la playa en el estomago de los mas bravos del barrio enemigo. No hubo denuncia, -leyes de la calle-.