Esta navidad fui secuestrado por una duenda de la navidad a un recóndito lugar de Michoacán, cerca de Los Reyes, sin mas vacaciones que el día 24, ahí estaba con el ojo agudo, tratando de pescar algo del ambiente, la esencia de las personas que me abrieron su casa y me compartieron de su “pollote”, jamón horneado, mientras pelaba manzanas el abuelo me decía que un hombre en la cocina apesta a caca de gallina, y me contaba de los tiempos donde podías andar con una pistola fajada y matar a primer pendejo que te la hiciera de pedo, secuestrar una damisela pa llenarla de chamacos bonitos y trabajadores que ayudaran con el rancho y tenia uno la obligación de enderezar a la mujer con unos chingadazos por si no quería obedecer (estimaditas lectoras ustedes disculpen algo así era la cosa), y me platico de fue como le robaron la súper vaca que daba 16 litros de leche diarios.
La pase bien relax, el aire de campo, el silencio de la noche, que agradable gente de verdad, ¡yo que tengo el corazón campirano!, me recuerda mi estancia por 4 años en aquel pueblo con aroma de campo mezclado con estiércol de vaca (Santa Inés es un pueblo mas fresa…jajajaja)…
Por cierto es la segunda vez que voy y lamento mucho no tener un telescopio el cielo estaba bien despejado. (por cierto comprar telescopios en México es un verdadero robo, salvo Cosco -Meabe- que vende uno con seguidor pero de refracción –bueno para quien no sabe ni jotas de constelaciones-), y esto me recuerda que hace unas semanas estaba considerado seriamente comprar uno, casi compro el de Cosco, pero me puse algo más ambicioso, y como no encuentro quien me lo traiga del otro lado, pos todavía esta en espera y veremos…
Bueno en fin también me di cuenta del espíritu navideño podrido que habita en mi, y que los preparativos son la cosa mas importante que la fecha en si, que odio escuchar el rollo de las pastoréelas cánticos y cuanta mamada ha inventado la iglesia y el gordo rojo del tío sam que vino a meternos la verga mientras dormíamos, con sus pinches renos voladores y los enanitos de Blancanieves…
En fin me quedo la convivencia con gente de buena voluntad y esas rizas sanotas que me daban mientras jugaba con los chiquillos de unos juegos que inventaron, la quema de cuetitos, ponche, juegos de palabras sin enseñar los dientes…
