La tenia sostenida con mis manos en sus nalgas, mientras sus piernas me rodeaban por la cadera. Ella se pegaba en mi con furia, a la altura de mi verga, que por cierto estaba tan dura como el acero y resbalosa como el nopal, tanto que atravesaba la gruesa mezclilla dejando su rastro.
Enloquecía, mientras la besaba casi arrancado sus labios, sentía su respiración agitada.
Nuestros cuerpos temblorosos y las miradas candentes, nos calmamos un poco...
Fuimos al sofá, con gran indulgencia y dulzura me miraba, mientras yo entre impotente y enfadado, deseaba tanto liberarla de su pantalón y romper su ropa intima, o hacerla a un lado por la gracia de penetrarla con rapidez.
¡pero no estábamos solos!.
Me recosté a su lado, ella adelante de mi, la abrace, mientras empezaba a besarle el cuello, la parte por donde crece su pelo que con arte ella desplazaba a un lado, y tomaba entre mis manos su senos y ahí mismo endurecían con gran rapidez, primero suave y después apretando un poco.
De ahí inicie el viaje hacia abajo pasando por su estomago, vientre, para posarse suavemente en su vulva con un solo dedo.
Después de un muy intenso rato ya no soportaba y sugestivamente quise desabrochar su pantalón, ella ponía sus manos en las mías invitando a detenerme, casi sin carácter.
Nos contuvimos otra vez, más bien ella me calmaba, era el momento perfecto para fundirnos sin pudor, pero no lo era el lugar, y el tiempo corría en contra, como dije no estábamos solos.
Creo que me dijo que ya era hora de partir y en verdad lo era se me hacia tarde.
Me acompaño a la puerta, yo comprendía, Pero al pasar por su habitación, se detuvo y en voz normal dijo: pasa y escoge el libro.
Apenas entramos la abracé, nos besamos calidamente, para después besar sus senos levantando un poco su ligera camiseta aguada. Ella jadeaba y yo respiraba muy fuerte. Se dio la vuelta y se agacho un poco, abrió las piernas y yo me pegue otra vez a sentir sus hermosas nalgas en mi cadera, mi mano derecha acariciando su clítoris, y sedada por las sensaciones, cautiva por el vaivén. Esta vez no pudo evitar que desabrochara su pantalón, bajara su cierre y la tocara con la yema de mi dedo, en los más íntimo y suave que bajaba y subía despacio, mientras ella evitaba a toda costa ahogar los sonidos inconcientes. Así de pronto mi dedo estaba cubierto por su semen, y yo embrutecía con su olor y con el tacto, así despacio con gran delicadeza metí la punta del dedo en su interior, con mucho cuidado y gran adoración ella tembló y podía sentir sus espasmos vaginales...Solo faltaba que bajara mi pantalón y con fuerza la penetrara, pero unos pasos arruinaron la ocasión.
Salí de ahí con un libro en mano, el primero que tome sin ver, el grial de alta costura, ----¡válgame dios!-, caminaba dando siempre la espalda para esquivar las miradas a lo que sobresalía incómodamente, nos despedimos con un prolongado beso, nos veremos muy pronto, he.
Camine por la calle suspirando, mientras a cada paso una caricia involuntaria, me debilitaba las piernas.
Por fin llegue al carro y el sol de a tarde brillaba muy especial.
Tengo fuerza, tengo desesperación, estoy completamente excitado,
rió y enciendo un cigarro mientras escucho el reproductor que suena a gran volumen, y me importa un bledo los oídos del mundo, me importa un bledo ir aprisa.
Llego al trabajo y me preparo un café como siempre escucho las noticias del momento:
Otro caso de justicia que solo comprende el ejecutor...y que los demás lloran satanizando todo, o acaso ya soy cómodamente insensible por la costumbre del espectáculo. Una semilla germinando otra vez en el primer mundo
Como es costumbre el gran payaso gringo suena hueco.
Benditos los que hoy descansan para siempre, no les lloremos, que así tocan las cosas, no podían ser de otra forma, los que vivimos vivamos, que aun no nos toca.
Y por otro lado aguardo a que podamos unirnos sin pudor, y sin ropas.
Recordando tus ojitos cafés y tu mirada ardiente, y añorando en la noche eso tan blando tuyo...
Enloquecía, mientras la besaba casi arrancado sus labios, sentía su respiración agitada.
Nuestros cuerpos temblorosos y las miradas candentes, nos calmamos un poco...
Fuimos al sofá, con gran indulgencia y dulzura me miraba, mientras yo entre impotente y enfadado, deseaba tanto liberarla de su pantalón y romper su ropa intima, o hacerla a un lado por la gracia de penetrarla con rapidez.
¡pero no estábamos solos!.
Me recosté a su lado, ella adelante de mi, la abrace, mientras empezaba a besarle el cuello, la parte por donde crece su pelo que con arte ella desplazaba a un lado, y tomaba entre mis manos su senos y ahí mismo endurecían con gran rapidez, primero suave y después apretando un poco.
De ahí inicie el viaje hacia abajo pasando por su estomago, vientre, para posarse suavemente en su vulva con un solo dedo.
Después de un muy intenso rato ya no soportaba y sugestivamente quise desabrochar su pantalón, ella ponía sus manos en las mías invitando a detenerme, casi sin carácter.
Nos contuvimos otra vez, más bien ella me calmaba, era el momento perfecto para fundirnos sin pudor, pero no lo era el lugar, y el tiempo corría en contra, como dije no estábamos solos.
Creo que me dijo que ya era hora de partir y en verdad lo era se me hacia tarde.
Me acompaño a la puerta, yo comprendía, Pero al pasar por su habitación, se detuvo y en voz normal dijo: pasa y escoge el libro.
Apenas entramos la abracé, nos besamos calidamente, para después besar sus senos levantando un poco su ligera camiseta aguada. Ella jadeaba y yo respiraba muy fuerte. Se dio la vuelta y se agacho un poco, abrió las piernas y yo me pegue otra vez a sentir sus hermosas nalgas en mi cadera, mi mano derecha acariciando su clítoris, y sedada por las sensaciones, cautiva por el vaivén. Esta vez no pudo evitar que desabrochara su pantalón, bajara su cierre y la tocara con la yema de mi dedo, en los más íntimo y suave que bajaba y subía despacio, mientras ella evitaba a toda costa ahogar los sonidos inconcientes. Así de pronto mi dedo estaba cubierto por su semen, y yo embrutecía con su olor y con el tacto, así despacio con gran delicadeza metí la punta del dedo en su interior, con mucho cuidado y gran adoración ella tembló y podía sentir sus espasmos vaginales...Solo faltaba que bajara mi pantalón y con fuerza la penetrara, pero unos pasos arruinaron la ocasión.
Salí de ahí con un libro en mano, el primero que tome sin ver, el grial de alta costura, ----¡válgame dios!-, caminaba dando siempre la espalda para esquivar las miradas a lo que sobresalía incómodamente, nos despedimos con un prolongado beso, nos veremos muy pronto, he.
Camine por la calle suspirando, mientras a cada paso una caricia involuntaria, me debilitaba las piernas.
Por fin llegue al carro y el sol de a tarde brillaba muy especial.
Tengo fuerza, tengo desesperación, estoy completamente excitado,
rió y enciendo un cigarro mientras escucho el reproductor que suena a gran volumen, y me importa un bledo los oídos del mundo, me importa un bledo ir aprisa.
Llego al trabajo y me preparo un café como siempre escucho las noticias del momento:
Otro caso de justicia que solo comprende el ejecutor...y que los demás lloran satanizando todo, o acaso ya soy cómodamente insensible por la costumbre del espectáculo. Una semilla germinando otra vez en el primer mundo
Como es costumbre el gran payaso gringo suena hueco.
Benditos los que hoy descansan para siempre, no les lloremos, que así tocan las cosas, no podían ser de otra forma, los que vivimos vivamos, que aun no nos toca.
Y por otro lado aguardo a que podamos unirnos sin pudor, y sin ropas.
Recordando tus ojitos cafés y tu mirada ardiente, y añorando en la noche eso tan blando tuyo...
Navawan
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